Había una vez una dulce niña llamada Caperucita Roja. Un día, su abuelita enfermó y le envió una cesta llena de deliciosos pasteles y frutas para que la visitara. Caperucita Roja se puso su capa roja y rápidamente salió de su casa. Mientras caminaba por el bosque, un lindo pajarito se le acercó y le advirtió sobre el peligro de encontrarse con el lobo feroz. Pero Caperucita Roja, confiada y valiente, le agradeció al pajarito y siguió su camino sin preocupaciones. Sin embargo, el lobo acechaba en el bosque y rápidamente se adelantó a la casa de la abuelita. Cuando Caperucita Roja llegó a la casa de su abuelita, encontró al lobo disfrazado de ella en la cama. El lobo intentó engañarla, pero Caperucita Roja, astuta y perspicaz, notó algo sospechoso en su mirada. Con mucha valentía, Caperucita Roja ideó un plan para salvar a su abuelita y a sí misma. Le pidió al lobo que le mostrara sus dientes y garras, fingiendo curiosidad. El lobo accedió y, en ese momento, Caperucita Roja salió corriendo de la casa. Con la ayuda de unos leñadores que estaban cerca, Caperucita Roja logró capturar al lobo y liberar a su abuelita. Juntas, disfrutaron de los deliciosos pasteles y frutas que Caperucita Roja había llevado. Desde ese día, Caperucita Roja aprendió que es importante ser cauteloso y no confiar en extraños. También descubrió su propia fuerza interior y valentía, convirtiéndose en una joven valiente y sabia.